Afincado en Alicante, a mis 44 años, soy un autodidacta apasionado del dibujo en general, y de la caricatura en particular. Mis primeros recuerdos son con un lápiz en la mano. Garabatear y crear formas en una hoja en blanco era como disponer de un poder especial. Ya en la época de juventud, y después de probar varios estilos, hubo uno que me enganchó, caricaturizar era algo más que retratar, era descubrir la personalidad a través del rostro. Y desde entonces he intentado evolucionar hacia un estilo propio, el cual se dirige no tanto a la caricatura extrema, sino al retrato caricaturizado.

En mis caricaturas digitales se sustituyen los lápices, pinturas y rotuladores por la combinación de un hardware y software. Pero como en el sistema tradicional, se parte de una hoja en blanco.